Los residentes de los vecindarios minoritarios al oeste y sur de Chicago están viviendo una mayor exposición a la contaminación tóxica del aire y otros riesgos para la salud ambiental en la ciudad, según un análisis único en su tipo que los grupos comunitarios están usando para luchar contra las prácticas de planificación industrial del alcalde Rahm Emanuel.

Los hallazgos, ilustrados a través de un mapa de la ciudad suministrado por la organización Better Government Association (BGA, por sus siglas en inglés), fueron compilados por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por su acrónimo en inglés), un grupo internacional de defensa del medio ambiente, que espera usar este documento para persuadir a los funcionarios de la ciudad a que detengan la práctica frecuente de dirigir desguaces, almacenes de distribución y otras empresas contaminantes a los mismos vecindarios con grandes concentraciones de latinos y afroamericanos.

Entre las zonas dramáticamente más afectadas están: ‘La Villita’, Pilsen y el sureste. Sus activistas aseguran que funcionarios de la alcaldía que dirige Emanuel, están empujando la industria sucia a la mayoría de las comunidades hispanas y afroamericanas, mientras que vecindarios como Lincoln Park, en la zona más acomodada al norte, están despojándose de su pasado industrial para dar paso a condominios y comodidades de alto nivel.

Los datos detrás del mapa califican las áreas de la ciudad según los 11 puntos de referencia ambientales definidos por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Se incluye la contaminación tóxica en el aire y el agua, la proximidad a los desechos peligrosos, la exposición a la pintura con plomo y el tráfico de vehículos. También toma en cuenta características demográficas como la raza y el ingreso para todos los hogares en los llamados “bloques censales”. Es decir, estrechos segmentos geográficos de la ciudad definidos por la Oficina del Censo de los Estados Unidos (USCB, por sus siglas en inglés) y, algunas veces, hasta menores a un acre.

 

Los funcionarios del NRDC sostienen que la alcaldía, ya sea bajo la dirección de Emanuel o de su sucesor, puede usar este análisis para tomar decisiones sobre dónde ubicar fábricas contaminantes, operaciones de carga y otras instalaciones, además así de repensar las prácticas de planificación y zonificación. La información también podría ser útil para que sus decisiones tomen en cuenta cuáles son las áreas más necesitadas de monitoreo ambiental y garantizar el cumplimiento de las leyes contra la contaminación.

“Los lugares que están más contaminados deberían de ser las últimas opciones para instalar fábricas”, señaló Yukyan Lam, quien creó el mapa para NRDC. “Si van a construir otro almacén, se agregará a la contaminación del aire. Cualquier tipo de planificación, cualquier tipo de zonificación debe tomar en cuenta la carga de contaminación existente”.

Los resultados del estudio en Chicago muestran que la mayor exposición al aire, el agua y la contaminación de la tierra cae en los vecindarios con grandes concentraciones de residentes afroamericanos e hispanos, desde el extremo sur hasta ‘La Villita’, Pilsen y McKinley Park al oeste y el suroeste. Los vecindarios afroamericanos como Englewood y Roseland, también presentan un alto rango de exposición a la polución. Algunas áreas del norte como Albany Park, Avondale, Irving Park y West Ridge, también han presentado altos niveles de exposición.

La investigación del grupo ambiental representa un análisis exhaustivo, según un funcionario estatal.

“Usted mira el mapa y ciertas áreas se destacan”, dijo Chris Pressnall, funcionario de justicia ambiental de la sede de EPA en Illinois. “Es una muestra de investigación cuidadosa”.

Las políticas de justicia ambiental han sido convertidas en ley en Cincinnati, Los Ángeles, Newark y New Jersey. California utiliza un mapa de riesgo de contaminación similar al desarrollado en Chicago para informar la política sobre justicia ambiental en las comunidades. Y la alcaldía de Nueva York el año pasado aprobó una ley para crear un plan de justicia ambiental.

Chris Wheat, jefe de política de Rahm Emanuel y anteriormente su principal funcionario de sostenibilidad, no se comprometió a garantizar el uso de esta herramienta de NRDC por los funcionarios de la alcaldía para la toma de decisiones. No obstante, reconoció que hay problemas de contaminación desproporcionados en todo Chicago. “Escuchamos las preocupaciones”, dijo.

Sin embargo, Wheat manifestó que la alcaldía ha hecho “un progreso significativo” en el endurecimiento de las regulaciones, apuntando a las nuevas restricciones al manganeso como parte de los esfuerzos para encarar los químicos dañinos en el lado sureste.

“No creo que nuestros esfuerzos se detengan”, afirmó. “No estamos durmiendo en nuestros laureles”.

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Residentes de Southeast Side protestaron por la mudanza planificada de trituradores de metal a su vecindario. (Madison Hopkins/BGA)

“Justicia ambiental” es un término arraigado en la administración del expresidente Bill Clinton. En 1994, firmó una orden ejecutiva que creó una oficina dentro de la EPA que “trabaja para proteger la salud humana y el medio ambiente en comunidades sobrecargadas por la contaminación ambiental al integrar la justicia ambiental en todos los programas, políticas y actividades de EPA”.

La creación de mapas puede ser usada para identificar áreas que se consideran comunidades de justicia ambiental, así como para crear y hacer cumplir las políticas.

La “Illinois Power Agency”, un organismo estatal que supervisa la compra de electricidad por parte de empresas de servicios públicos que sirven a residencias y pequeños negocios, está elaborando un listado de comunidades vulnerables para la protección de ‘justicia ambiental’ y así poder determinar la elegibilidad para proyectos de generación de energía solar financiados a través de la misma ley de 2016 que destinó millones de dólares en subsidios a dos plantas nucleares de Exelon.

El NRDC, que se ha aliado con grupos de vecinos, realizó este mapa para darles una herramienta infalible en la lucha por detener el traslado de más industrias sucias a sus comunidades. Un vocero del NRDC dijo que pagó por la investigación, no por los grupos comunitarios.

Los activistas de ‘La Villita’ luchan contra una propuesta para desarrollar una bodega que llevaría cientos de camiones de combustible diesel a su vecindario todos los días. Los camiones agregarían a la contaminación de la una comunidad, la cual ya sufre de mala calidad del aire, según las estadísticas locales y federales. El proyecto recibió la aprobación de los comités de planeación y zonificación de la ciudad y del concejo municipal en septiembre.

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A los residentes de ‘La Villita’ les preocupa el impacto ambiental de la cercanía de una antigua central eléctrica de carbón. (Madison Hopkins/BGA)

La nueva investigación del NRDC se terminó al mismo tiempo que la administración estaba llevando a cabo una revisión de dos docenas de zonas que fueron designadas formalmente por la ciudad en 1990 como corredores industriales, debido a su concentración de industria pesada y su proximidad a carreteras, vías férreas y ríos navegables, como el río Chicago. El objetivo de la denominación fue dar protección e incentivos para atraer nueva industria a la ciudad y evitar que las firmas industriales más antiguas se marcharan.

Los funcionarios de salud pública de la alcaldía se negaron a dar declaraciones al BGA a pesar de haberles preguntado varias veces sobre los hallazgos del NRDC. En cambio, una portavoz emitió un comunicado donde apunta que el departamento “está comprometido a mejorar la salud de nuestros residentes, comunidades y medio ambiente. Como parte de nuestro compromiso, trabajamos regularmente con otras agencias de la ciudad para garantizar que la salud sea tomada en cuenta para la toma de decisiones. Sabemos que cuando las comunidades tienen más oportunidades económicas, mejor transporte y calles más limpias, la salud mejora”.

Esta declaración también señala que el departamento de salud “se asocia regularmente con el Departamento de Planificación y Desarrollo de Chicago (DPD, por sus siglas en inglés) para intercambiar perspectiva e información sobre sus esfuerzos para invertir en nuestras comunidades”.

Kimberly Wasserman, directora ejecutiva del grupo comunitario “Little Village Environmental Justice Organization”, espera que esta investigación permita un nuevo diálogo con la alcaldía.

“Esperamos lograr una conversación sobre el impacto a la salud y el medio ambiente”, expresó. “Puedes verlos individualmente, pero también tienes que observarlos colectivamente”.

También señaló que espera que los datos “empoderen” al Departamento de Salud Pública de la ciudad de Chicago para estudiar a ‘La Villita’ y otras comunidades que viven con la contaminación causada por su cercanía la industria manufacturera y desarrollos relacionados a la industria del transporte.